martes, 5 de julio de 2022

Política



  • Luis Donaldo Colosio
El 23 de marzo de 1994, el candidato a la presidencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio, fue asesinado en Tijuana, Baja California durante un acto proselitista. Días después de su muerte, Ernesto Zedillo Ponce de León fue destapado como el nuevo candidato del partido en la carrera presidencial. Luis Donaldo Colosio Murrieta fue presidente del PRI. Antes de su gestión al frente del partido, el Revolucionario Institucional no sólo había liderado desde la silla presidencial, el país se pintaba con gobernadores del tricolor; sin embargo, eso cambió en 1989, cuando Baja California pasó a ser gobernado por Ernesto Ruffo Appel, candidato del Partido Acción Nacional (PAN). El 23 de marzo, el priista viajó a Tijuana, Baja California como parte de su campaña hacia Palacio Nacional. Este destino resultaba de suma importancia al ser la única entidad del país que no era gobernada por el PRI en ese momento. El mitin se llevó a cabo en Lomas Taurinas, uno de los barrios más pobres y peligrosos de la entidad, pero por órdenes del PRI no hubo seguridad.

 Pese a ello, el arribo del candidato, su convivencia con los asistentes y su discurso se efectuaron exitosamente; el suceso histórico del asesinato de Colosio que quedó grabado en video vino cuando éste bajó del podio. La cantidad de personas que acudieron a ver al candidato se calcula arriba de las 4,000; conforme Colosio Murrieta avanzaba hacia su vehículo, fue rodeado por los pobladores y poco a poco se separó de su equipo de seguridad personal. Lo siguiente fue que un revolver apuntó y disparó a su cabeza. Aunque el abanderado del tricolor fue trasladado a un hospital, se declaró su muerte a las 18:55. El PRI se había quedado sin candidato a la presidencia.

  • 43 de Ayotzinapa
Entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 ocurrió una serie de hechos violentos en Iguala, donde se vieron involucrados policías municipales, estatales, militares del 27 Batallón de Infantería y cinco autobuses en los que se transportaban los normalistas. De acuerdo con la investigación del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) , a las 17:30 horas de ese 26 de septiembre, los autobuses Estrella de Oro 1568 y 1531 partieron de la Normal de Ayotzinapa hacia Chilpancingo. La intención era dirigirse desde ahí a la Ciudad de México para la conmemoración de la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968. Aunque en un inicio se manejó otra hipótesis, pues ese mismo día el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Iguala, que entonces estaba a cargo de María de los Ángeles Pineda, esposa del edil José Luis Abarca, realizaba una celebración con motivo de los logros de su administración. La versión era que los estudiantes pretendían hacer acto de protesta, razón por la cual, se supuso, los policías comenzaron a perseguir a los autobuses. 

El subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, informó esta semana que se ha acreditado que el objetivo de los estudiantes no era irrumpir en el informe del trabajo de Pineda, sino tomar camiones para acudir a la conmemoración del 2 de octubre en la Ciudad de México. Los 43 normalistas desaparecidos viajaban en los autobuses Estrella de Oro 1568 y 1531. El ataque transcurrió en un total de cinco horas, en al menos nueve distintos puntos y momentos. Estos hechos dejaron un total de 180 víctimas directas: seis personas ejecutadas, entre ellas un menor de edad del equipo de futbol de Los Avispones y un normalista que mostraba señas de tortura; más de 40 heridos; 80 personas, entre normalistas, maestros, civiles y tres choferes de los autobuses, que sufrieron persecución; los cerca de 700 familiares de los 43 normalistas desaparecidos.




  • Partidos políticos y el Narco
El México del siglo XXI se caracteriza por un desconcertante aumento en la violencia. Si bien entre 1997 y mediados de la década de 2000 se había asistido a una disminución constante y regular de la tasa de homicidios, esta experimentó un gran aumento de 2008 a 2011, y luego un ligero descenso en 2012 y 2013. Desde 1992 la tasa de homicidios había disminuido de manera constante y regular –pasando de 22 asesinatos anuales por cada 100.000 habitantes a 8–, pero entre 2008 y 2011 se triplicó, hasta alcanzar la cifra de 24 homicidios por cada 100.000 habitantes.

 Este aumento de la violencia se ha visto además acompañado en muchos casos por fenómenos de crueldad que apenas han retrocedido desde 2011 hasta hoy. La renovación de la violencia está sin duda ligada al aumento del poder y de las actividades de los grupos criminales dedicados al tráfico de drogas y otras actividades ilícitas, que van desde la extorsión y el secuestro hasta el contrabando y la industria de la falsificación, pasando por la trata de personas. La violencia también se debe a la «guerra» contra el narcotráfico y el crimen organizado declarada por Felipe Calderón (2006-2012) al inicio de su mandato. El clima de terror e impunidad que reina en el país ha abierto el camino a una banalización de la violencia corriente, que se ha multiplicado. Por último, cabe destacar que la violencia y el abuso de poder de la Policía y el Ejército crecieron en proporciones alarmantes.

  • Paulette Guevara
El 22 de marzo de 2010, Paulette Gebara, una niña de cuatro años, desapareció de su propia cama en Huixquilucan, Estado de México. Su madre le había puesto la pijama y dado un beso de buenas noches. Pero a la mañana siguiente, cuando la intentó despertar su niñera para que fuera al colegio, la niña no estaba por ninguna parte.

Inmediatamente, buscaron en el apartamento, el edificio y hasta la piscina del condominio en el que vivía Paulette junto a sus padres, Mauricio Gebara y Lisette Farah, y la hermana. Pero no lograban dar con el paradero de la pequeña. Nueve días más tarde fue encontrada entre la base de la cama y el colchón en el que había sido vista por última vez.




  • EZLN:
El levantamiento zapatista fue una rebelión de 12 días encabezada por el grupo armado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el 1° de enero de 1994 en el estado de Chiapas. Este movimiento alcanzó difusión internacional debido a sus demandas de justicia y reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas de México.


Los orígenes político-militares del EZNL se encuentran en las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), una organización clandestina formada a finales de los años 60 en el norte de México, inspirada en la revolución cubana, que organizó una lucha guerrillera para lograr la construcción del socialismo en México. A principios de los setenta, las FLN dieron fin a sus actividades de manera abrupta cuando su estructura en la ciudad de México fue descubierta por las fuerzas de seguridad del Estado y muchos de sus militantes, tanto en Chiapas como en la Ciudad de México, fueron brutalmente asesinados. Sin embargo, sus sobrevivientes no se dieron por vencidos y lograron reorganizarse e instalarse en 1983 en Chiapas, persiguiendo los mismos objetivos, para finalmente formar el EZLN.[1] Su principal base social del EZLN fueron los pueblos indígenas de la región de las Cañadas, los Altos y la zona norte de Chiapas. Un gran número de personas al mando son indígenas y, al menos desde 1993, el aparato militar ha estado subordinado a un consejo de delegados de las comunidades zapatistas denominado Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CCRI).[2] Las comunidades indígenas y el EZLN colaboraban para salvaguardar la clandestinidad de los insurgentes; reclutar nuevos combatientes; garantizar bastimentos para sostener a los guerrilleros; participar en movilizaciones de protesta; y realizar trabajos colectivos de infraestructura y servicios comunitarios. Estas funciones estrechaban los lazos de solidaridad comunitarios, incrementando la integración social y afianzando una “identidad zapatista”.[3]

El EZLN se levantó en armas 1° de enero de 1994, el día que entró el vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), exigiendo la reivindicación de propiedad sobre las tierras arrebatadas a las comunidades indígenas, un mejor reparto de la riqueza y la participación de las diferentes etnias tanto en la organización del estado de Chiapas como en el resto del país. Sin embargo, la reacción del gobierno federal fue el envío de tropas a Chiapas para sofocar la rebelión, se llegó a manejar la cifra de 70 mil efectivos del Ejército Mexicano. La sociedad civil se movilizó para detener el enfrentamiento y a los 12 días de conflicto armado el gobierno federal declaró de manera unilateral alto al fuego.[4] Posteriormente, el 16 de febrero iniciaron las primeras conversaciones entre el EZLN y el gobierno federal, que terminaron con la firma en 1996 de los acuerdos de San Andrés sobre el “Derecho y Cultura Indígena”, mismos que comprometían al Estado a reconocer a los pueblos indígenas constitucionalmente y que éstos gozaran de autonomía. Asimismo, los diálogos dieron pie a la fundación del Congreso Nacional Indígena (CNI) en octubre de 1996.[5]


Es importante mencionar que antes de la fundación del CNI, el Instituto Nacional Indigenista presentó al gobierno federal un proyecto en torno a los Pueblos Indígenas y la reforma del Estado, el Derecho a la Autonomía, Comunidad, Municipio y formas de representación política. Garantías de Acceso a la Justicia y Derechos Culturales. Este documento fue difundido en la prensa y señalaba: [6]







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